entonces que cuando los ministros pierden la credibilidad, las masas den las espaldas a la religión. Hablar de liderazgo es hablar también de seguidores. Y nadie tendrá seguidores a menos que su conducta refleje una escala de valores eternos que lo hagan absolutamente transparente e irreprensible delante de sus dirigidos. La credibilidad es el corazón del liderazgo y de esto fluyen el crecimiento y el cambio. Hay muchas otras razones fundamentales, aparte de las tres mencionadas, por las cuales es
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